Renovar significa hacer algo de nuevo, o volverlo a su primer estado.
En el "arte de vivir", la renovación ocupa un lugar primordial porque renovarse es re-vivir. El re-encuentro con las cosas simples pero esenciales de la vida, como el contacto con la naturaleza, la contemplación de uno mismo, la re-valorización de nuestras relaciones personales, o la re-atención de los sentimientos que envuelven nuestra vida, son actos de renovación.
La lectura reflexiva de buena literatura constituye una de las más económicas, poderosas y principales fuentes de renovación. Lo destacable de la buena literatura, es que es posible hallar en ella nuevos puntos de vista, captar otras vivencias, regularidades y temas.
La buena literatura -aquella que refleja la experiencia humana en su amplia dimensión- nos motiva, nos inspira y activa cambios en nuestras vidas. Pasarla por alto sin tratar de aprender de ella, implica un desinterés absurdo por un recurso valioso. Sumergirse regularmente en ella, equivale a seguir un curso intensivo y permanente de renovación.
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