Esta ventana...

Esta es una ventanita a las locas fantasías, vivencias e histerias que voy acumulando en esta carrera que se llama vivir, para mi Escribir es una suerte de necesidad primaria, un goce o exorcismo violento. Es la respiración del alma...No es foro de debate. Pero agradeceré tu comentario en el alma.
Besos, besos largos como ríos. Sofía

jueves, 17 de diciembre de 2009

DE LA MERCADOTECNIA Y ESOS DEMONIOS...



Te voy a compartir un texto de Gerardo Paz, que tiene una página acerca de los valores como sociedad...Lo que escribe  me hace sentirme comprometida a no quedarme callada por que su experiencia es la mía y estoy segura también la tuya, la diferencia radica en que ÉL  no se calla......
"Fui con mi familia a comer a una de estas cadenas de tiendas-restaurantes-farmacias-librerías, y como dirían algunos comercios “y algo más”.

En la mesa había las consabidas sugerencias de paquetes. Yo escogí uno que estaba en “Especialidades del mes”, una milanesa de res con amaranto y guacamole. El paquete incluía sopa del día y refresco.

En cuanto pusieron la sopa frente a mí tuve la gran duda de si la cuchara sopera cabría dentro del minúsculo tazón, pero milagrosamente cupo. A la tercera cucharada terminé con la prueba de mi sopa. ¿Será que ese es el concepto que tienen de comida rápida?

Y luego… el plato fuerte. En cuanto me lo ponen, algo no me checa. Vuelvo a ver la fotografía de la publicidad y en ella apenas se veía el contorno del plato, de lo bien servido que estaba, volteo a ver el mío y apenas se veía la carne de lo pequeña que ésta era. Y el hueco se hacía más obvio porque también faltaba el enorme y floreado rábano que ocupaba buena parte del plato de la fotografía, y por cierto, también en el chile relleno que pidió mi mamá hacía falta su respectivo rábano.

-       Señorita.
-       Dígame, señor.
-       La carne que me trajeron no tiene nada que ver con lo que muestra la fotografía de su publicidad.
-       Pero es que la ración que le traje es la que viene en la orden.
-       Sí, pero dista mucho de ser igual a la de la fotografía.
-       Créame que no le estamos dando menos de lo que es la porción. Todo lo pesan.
-       No lo dudo pero, vea usted la fotografía. ¿Usted cree que son iguales?
-       Lo que pasa es que cuando fríen la carne, se encoge.
-       ¿Y por qué la de la foto no se encogió?
-       ¡….! Déjeme decirle a mi supervisora.
-       Y de pasadita le comento que ese decorativo rábano de la fotografía no nada más se encogió sino que se desintegró, de mi plato y del de mi mamá.

Llega la supervisora, muy atenta eso sí, con un par de platitos; uno con dos hermosos rábanos, y el otro con un pequeño trocito más de carne.

-       Me dice la señorita que no está de acuerdo con su carne.
-       No, señorita, no es eso. Si sé que es una sopita y una carnita la que me van a servir, yo sabré si las pido o no; pero si lo que me dan no se parece a lo que me ofrecen, eso se llama fraude, engaño, mentira y eso no es correcto.
-       Le ofrezco una disculpa por el error.
-       Le acepto y agradezco su atención, pero le reitero que no estamos hablando de un error, estamos hablando de un en-ga-ño. Eso es lo que debe quedar claro. ¿Y los rábanos?
-       Seguramente fue un descuido del chef.
-       Dos descuidos diría yo.
-       Ahora mismo hablo con él, y nuevamente le ofrezco una disculpa.

Un poco más apenada, se acercó más tarde la mesera.

-       Que bueno que le dijo. No es usted el primero que se queja.
-       Lo malo es, que le aseguro que somos muchísimos menos de los que lo deberíamos hacer.
-       Mire, fíjese. ¿Cuántas salchichas cree usted que son?

Me muestra el exhibidor con las sugerencias y señala una fotografía con dos enormes salchichas alemanas.

-       Pues dos.
-       Es una. Nada más que está partida a la mitad.

Estaba excelentemente acomodada de tal manera que parecieran dos. Si en verdad no quisieran que se prestara a confusión, la podrían haber puesto al revés y quedaría muy claro.

-       ¡Uyy, esto me parece más burla que lo de la carne!
-       Por eso se lo digo para que no se le vaya a ocurrir pedirla.

Los publicistas le llaman a esto mercadotecnia, la palabra correcta es: engaño, lo cual es una forma de robo.

¿Qué diferencia hay entre este tipo de robo y el que un joven pase corriendo y le arrebate la bolsa a una mujer? Alguien dirá que no es lo mismo. ¡Claro que no es lo mismo! Es aún más grave la primera, porque nos roban y ni cuenta nos damos.

Por cierto..."

 ¿QUÉ TAL???...