Recuerdo tu nuca obsesivamente,
la manera especial de doblar tu cuello al leer , y la forma en que la luz de la lámpara iluminaba tu perfil en la sala.
Tus renegridos rizos eran el marco perfecto de tu nuca perfecta.
Y era perfecta ya que respondía con presteza a mis besos,
al deslizar de mi lengua por ella, milímetro a milímetro.
Las nucas son un poderoso fetiche, me provocan un torrente de deseo, de escalofríos y ansiedad.
Mis dedos recorriendo despacio esa suave piel por primera vez.
Aprendiendo su textura como ciegos, con los ojos cerrados y suspirando.
Inventando el momento, sin prisa; con labios temblorosos de expectación,
susurrando historias de seducción, dibujando laberintos imposibles con la punta de la lengua, solo en ti.
Cierro los ojos y casi puedo sentir de nuevo la seducción y el desamparo de tu nuca entre mis labios y escuchar el gemido que no pudiste contener.
¿ves , caro mio, que los recuerdos aún pueden hacerte sufrir ?
Besos, besos largos y profundos como ríos. Sofía.
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