Guardaba las huellas de las miradas
y el dolor de los sentidos tatuados en la piel.
Caminaba buscando las frescas sombras
fugitivo insomne del sol.
Buscador incansable de haces de luna,
desmenuzaba las horas
buscando respuestas en las nubes.
Cábalas perpetuas sobre la piel nueva,
rastreador innato de sabores nuevos.
Es el tirano, dueño y señor
de los temblores de mi piel.
Gozador inpenitente del placer,
Mi dueño, mi siervo, mi carcelero.
El goce, la búsqueda del goce perpetuo.
Ese que no termina, ese que deja
la garganta bruñida y limpida.
Ese temblor de la piel y las entrañas,
que deja ciega el alma por un instante
y nos permite levitar de este mundo irreal de sombras.
Besos, besos largos como ríos. Sofía
Un hermoso versar, un placer leerte, mis saludos oswen.
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