Etérea sangre,
invicta piel,
deseo palpitante
que llena de sed.
Pupilas llenas de olas,
mar enfurecido
en que ahogo la pasión.
Luna que entreveras
sus caderas.
Aire que envuelve indolente.
Caminos intransitables,
llenos de obstáculos inasibles,
tu mirada y tu palma fundida a mi
los hacen cortos, dulces.
Dicen que es de tontos o de santos
el estar perpetuamente enamorada de un fantasma.
Propiamente enardecida la piel,
desesperados los sentidos
por no olvidar el sabor de su piel, de su aliento,
el acento silibante con que susurraba
palabras inintelegibles en mi espalda.
Como olvidar el duelo dulce y húmedo con que trazaba
laberintos imposibles a fuerza de besos en mis muslos.
Como pretender ser rival la zafia realidad
de la borrachera exquisita del fantasma en mi ser.
Y heme aquí junto al ventanal empañado
esperando corazón , tan sólo esperando.
Besos, besos largos como ríos. Sofía
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